Nada que ocultar.

Las películas basadas en cómics respetan cada vez más los guiones y la estética de la obra original. Atrás quedaron las vomitivas Batman de Schumacher para dar paso a la última trilogía mucho más sombría y profunda en sus temáticas del caballero oscuro. Lo mismo viene sucediendo desde hace varios años por el lado de Marvel con los X Men, Spiderman y Iron Man, entre otras. Hasta "Vértigo", la división más rebelde de DC logró llevar a V de Vendetta a la pantalla grande. Lejos quedó también lo políticamente correcto en la mayoría de los cómics llevados al cine o la televisión recientemente. Dos ejemplos claros de esto son Kick Ass y Walking Dead (independiente), cuyos niveles de violencia  hubieran sido motivo de ataques contundentes de parte de grupos moralistas y hoy pasan casi desapercibidos. Y desde lo estético, Sin City es el caso más representativo, en el cual se produce la sensación de "leer la película" debido a la intención de, ya no tomar de referencia, sino prácticamente imitar al cómic (No por nada el autor -Frank Miller- codirigió la misma). Estos aciertos de la industria han acercado a un público no lector de cómics a tramas, personajes y todo un universo que conocían solo superficialmente. Sin embargo, ¿han llevado a que más personas adultas consuman cómics? No importa acá la cuestión comercial sino la socio-psico-historico-cultural. Cómics se venden y mucho, pero ¿cuántas personas adultas son vistas leyéndolos en los colectivos, trenes y subtes?, ¿sienten vergüenza de esa lectura en público?;  ¿cuántas personas discuten su contenido sin verse o ser vistos como unos nerds? Y sin embargo tratan sobre el poder, las relaciones humanas, la ética, la ecología, la violencia, el sexo, la muerte, etc. Grandes temas pero también temas cotidianos aparecen como en otros medios de comunicación. Pero nuestro primer contacto con los "superhéroes"proveniente de nuestra infancia, sigue ejerciendo una influencia fuerte en la forma de percibir ese género y de infantilizarlo constantemente. A pesar de la intensificación de su masividad, los comics siguen siendo socialmente un género bastardeado y subestimado; un sub-género relegado a los chicos o a una elite de inadaptados. Desde este blog se tratará de aportar a la reversión de esta injusticia cultural para que el cómic deje de ser una vergüenza o por lo menos llegue a ser una vergüenza mostrada con orgullo, como un calzoncillo por encima de los pantalones.